miércoles, mayo 24, 2006

De la revisión (de tus clases) por pares y de los profesores discentes en el EEES


La población en general cree que los profesores universitarios aceptan de buen grado la revisión de su actividad por parte de sus iguales (o pares). No es verdad.

Admiten los profesores que sus iguales evalúen su, muchas veces mal llamada, actividad investigadora, en base a lo que de ella cuentan en los artículos que escriben y voluntariamente someten a evaluación. Sin embargo, resulta casi imposible imaginar a esas mismas personas, profesionales (o sea, que cobran) de la educación denominados "profesores", sometiendo su actividad docente a la revisión de sus iguales. Tampoco la someten a sus impares: de mala gana aceptan muchos profesores los resultados de las encuestas que rellenan los estudiantes al concluir la asignatura, estudiantes que por otro lado son los que justifican la contratación y el sueldo del profesor en la institución que le emplea, normalmente denominada "Universidad": para contratar un profesor hay que justificar que hay estudiantes que precisan de su docencia.

No suelen los profesores aceptar los malos resultados en las encuestas, y menos aún que estos sean conocidos, no ya por los impares que les sufren, sino tampoco por sus pares. Estos profesores siempre aducen excusas para justificar un mal resultado en la encuesta de una asignatura: "los alumnos tratan bien en las encuestas a los profesores que aprueban mucho", "tendría que hacer el payaso en clase para caer bien y salir bien en las encuestas", "tengo tantas clases que no me da tiempo a prepararlas bien",... Nunca, jamás, oirás sin embargo a uno de estos indoecentes decir que sus pares le evalúan negativamente sus artículos porque "publico tanto que no tengo tiempo de prepararlos bien", aunque sí es frecuente oírles decir: "tanta clase no me deja tiempo para investigar".

Este último comentario suele ser más frecuente en aquellos profesores que menos clases dan, y aún más en los que, debido a las descargas de docencia que van conquistando por razones varias, tienen reconocida oficialmente una "reducción de carga docente": un profesor Titular de Universidad en España tiene que dar por contrato 8 horas de clase a la semana durante dos cuatrimestres, si bien en general es raro encontrar profesores que den tal cantidad de clases, especialmente en universidades antiguas, en las que es habitual encontrar profesores que tienen una descarga de más de un 50% de sus clases.

Por cierto, ¿ha oído alguien hablar de "carga de investigación"? La palabra "carga" se reserva para referirse a la docencia. Si la investigación no es una carga, no cabe pretender que existan "descargas de investigación", al menos no en el sentido de reducción de la actividad investigadora para poderse dedicar más a la docencia, y quizá sí entendida en el sentido que el término "descarga" adquiere en la tradición musical cubana.

¿Cuál es la razón última que justifica esta diferenciación tan sorprendente entre las dos actividades que supuestamente debe realizar todo profesor, la docencia y la investigación? David Mamet lo escribió en el guión de Heist, película en la que él mismo dirigió el diálogo que mantiene Gene Hackman con Delroy Lindo, que parafraseamos aquí:
- "Esto es lo que hace girar el mundo académico"
- "¿El qué?"

- "El dinero y la vanagloria"
- "Algunos dicen que es el placer de descubrir"
- "Tienen razón también. Es el placer de descubrir. El placer de descubrir más dinero y vanagloria"
Hay, de estos doy fe, indoecentes que esgrimen la casi siempre mal interpretada "libertad de cátedra" para que nadie, ni par ni impar, pueda siquiera insinuar el más mínimo comentario sobre su forma de dar, o no dar, las clases. El mismo indoecente no dudará sin embargo en someter a la evaluación de cualquier comité de programa de alguna conferencia, más o menos pueblerina, sus pueblicaciones [Gregory House, capítulo 12, Temporada 2], sin pasársele por la cabeza jamás, faltaría más, aducir que en virtud de su "libertad de cátedra" él escribe lo que quiere en sus artículos, sin que ningún par tenga derecho a criticar aspecto alguno de ninguna de las letras y números que cuidadosamente ha dispuesto sobre unas cuantas hojas antes en blanco y ahora fertilizadas con el glorioso producto de su investigación.

Es un rumor cada vez más extendido que existen profesores con carga docente negativa en el sistema universitario. No es difícil que así ocurra, pues existen en la universidad las denominadas "descargas de docencia", que permiten al profesor que se acoge a ellas dar algunas horas menos de clase a la semana de las que le corresponden por contrato (8 durante los dos cuatrimestres para el profesor titular). Las descargas, acumulables casi siempre, se conceden en función de puestos de gestión que ocupa el profesor, si bien existen descargas de docencia generalizadas debido al engorde artificial de las plantillas en las universidades jóvenes y a la paulatina disminución del alumnado en los últimos años en las universidades más antiguas. Estas descargas de clases permiten que los profesores dispongan de más tiempo para investigar (a nadie se le ocurre dedicar ese tiempo a preparar mejor las clases que no le descargan), pudiendo así producir más artículos, que les conllevarán una descarga adicional de docencia, justificada en este caso por su excelencia investigadora. Los más descar[g]ados claman por que la descarga sea del 100%, y algunos piden incluso más, para pasar así al codiciado limbo de los profesores con docencia negativa.

Imagino que son estos profesores discentes o über-indoecentes los que han provocado la teletransportación del sistema universitario español al Espacio Europeo de la Educación Superior (EEES). Sin duda, las directrices de Bolonia debieron diseñarse para regularizar la situación de los indoecentes más descar[g]ados.

En el curso 2006/2007 comienzan en España los primeros estudios universitarios de posgrado acordes al EEES y poco más tarde llegarán los títulos de grado que substituirán a las actuales licenciaturas, ingenierías, ingenierías técnicas y diplomaturas. Los profesores discentes pasarán a estar no sólo reconocidos oficialmente, sino bien vistos y respetados. A partir de entonces se valorará positivamente a los profesores que reciban clases de sus alumnos, algo moderno y revolucionario, que acabará por fin con la que se creía sempiterna práctica universitaria de los últimos 4 milenios, consistente en que eran los profesores los que daban clase a los alumnos.

Los profesores discentes más profesionales que para cumplir con lo que se les exigía tenían hasta ahora que ir pidiendo por favor a los alumnos que les diesen alguna clase para poder así equilibrar su carga docente negativa, verán facilitada su tarea, pues les serán asignados oficialmente grupos de alumnos que tendrán la obligación de dar clase a sus profesores en aulas y horarios preestablecidos, si es que quieren que sus profesores les aprueben las asignaturas en las que se matriculan. Si hasta ahora el papel del alumno en el sistema ya precisaba de cierto voluntarismo y resignación, ahora pasará a ser masoquista. Esperemos que los padres, auténticos clientes del sistema, sigan engañados.

Se prevé que, aparte de los cambios legislativos ya en marcha, sólo serán necesarios algunos ajustes por parte de la Real Academia para completar la adaptación al EEES en España. El profesorado, prácticamente al completo, ya se ha adaptado: ayer mismo tuve la oportunidad de oir una conversación en la que un joven profesor discente reprendía a un compañero aún no reconvertido que se atrevió a responderle inocentemente "es que vengo de dar clase" cuando le preguntó "¿por qué tienes las manos manchadas de tiza?". El joven profesor discente, adaptado desde hace años al EEES aun sin saberlo, le espetó: "es que tienes una carga docente muy alta, y encima das tú las clases; como no te adaptes te van a quitar el complemento docente del sueldo por mala praxis".

Por todo ello, resulta muy extraño leer acerca de "clubes de clases" en una universidad californinana (más al respecto mañana), compuestos por profesores que visitan las clases de sus iguales para aprender de ellos cómo dar una clase. ¿Para qué podría querer aprender a dar clase un profesor en el ámbito del nuevo EEES? Los profesores visitarán aulas, pero para recibir clases, no para darlas. Conociendo la profesionalidad del personal, antes docente, las aulas se llenarán de profesores, ahora discentes, deseosos de que sus alumnos realicen un buen aprendizaje activo mediante la docencia.

Esto me recuerda que en el penúltimo capítulo de la 1ª temporada de House, el mejor, por delante del 8º de la 2ª temporada, los compañeros de House le visitan mientras él da una clase (magistral, y por tanto prohibida por Bolonia según los profesores más papanatas y descarados: es falso), por ahora la única que se le conoce: genial capítulo, genial clase, pero sin duda no adaptada al EEES (se supone que House trabaja en la costa este de los EE.UU.)

4 comentarios:

pheras dijo...

Ricardo,

Respecto a la labor del profesor con la nueva metodología docente que trae el EEES, el temor de muchos entre los que me cuento es que muchos profesores, docentes e indoecentes, creerán entender que Bolonia promueve que se den sólo 2 o 3 clases magistrales al principio del cuatrimestre, y que el resto del tiempo en el horario de clases, hasta ahora dedicado a clases teóricas y prácticas, ha de dedicarse a que el alumno trabaje o a que nos cuente lo que ha hecho durante la semana. Esto reduciría la labor del profesor a ser un conferenciante (2-3 sesiones) y durante el resto del curso un controlador-orientador de la actividad del alumno, diciéndole a cada grupo de 2-5 alumnos durante 10 minutos como máximo a la semana lo que tienen que saber para realizar el trabajo encargado esa semana.

En mi opinión, al menos en titulaciones técnicas, actualmente ya existen horas en el horario dedicadas a prácticas, y los alumnos ya dedican mucho tiempo fuera del horario de clase a trabajar en las asignaturas. Aplicar Bolonia en estas asignaturas no debería implicar prácticamente cambios, salvo quizá reducir alguna hora de clases teóricas y pasarlas a clases de prácticas, con el profesor presente.

Lo que ocurre en mi opinión es que muchos profesores en la actualidad no dedican tiempo a los alumnos en esas horas de prácticas, y ni siquiera se pasan por el laboratorio (conozco decenas de asignaturas en varias universidades españolas en las que ocurre esto). Estos profesores, al oir que Bolonia requiere (aún) más trabajo por parte del alumno, sin el profesor delante, lo que harán será dejar de dar algunas de las clases de teoría que aún impartían, con la excusa de que eso es lo nuevo, lo bueno, y lo que les piden que hagan. Pero lo que les piden que hagan no es eso, sino lo que ya deberían estar haciendo, esto es: dedicar 2 horas a la semana a estar en el laboratorio de prácticas con los alumnos, siguiéndoles y corrigiéndoles la práctica de esa semana, y en las horas de teoría, orientando y enseñando lo que tienen que saber para poder realizar las siguientes prácticas.

Ignoro si en las titulaciones menos prácticas (fuera de las ingenierías por ejemplo) esto es similar. Imagino que más bien no, Y entonces lo que no puedo comprender es cómo Bolonia puede aplicarse por igual a Ciencias Políticas y a Ingeniería de Caminos, por poner un ejemplo, y menos aún cómo los profesores de unas y otras titulaciones no están preguntándose en todos los medios por esta misma duda mía.

Indoecente.

Anónimo dijo...

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Anónimo dijo...

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Manuel Ramírez Sánchez dijo...

En efecto, hay nubes de tormenta en el horizonte a propósito de la implantación del EEES. Mi impresión es que los colegas que ahora se implican más en la docencia (y algunos de ellos con excelentes rendimientos en investigación también), trabajarán aún más. Y los que no se preparan las clases y maltratan a sus alumnos (sin que por ello se beneficie su actividad investigadora), van a vivir aún mejor. Como ya dicen algunos estudiantes viendo lo que se avecina, ECTS = Estudia Cabrón Tu Solo