domingo, noviembre 26, 2006

Reivindicación de la clase magistral

En estos tiempos Bolonieses son muchos los colegas que aspiran a llegar a ser auténticos profesores discentes/ausentes de manera legal, sin verse obligados, como les ocurre ahora, a buscar artimañas más o menos consentidas para no preparar sus clases y, si es posible, ni darlas. Estos colegas abrazan sin el más mínimo análisis crítico cualquier metodología que les evite tener que preparar clases o materiales docentes, y mejor aún si dichas metodologías les permiten tener que dar menos horas de clase (muchos son los que interpretan que los créditos ECTS implican dar menos clases, lo que es completamente falso). Para justificar su actitud indoecente se escudan en los más variados argumentos, más o menos peregrinos: el alumno no aprende en una clase en la que el profesor le explica algo, las clases no hay que "darlas" sino compartirlas, las clases magistrales consisten en que llega un profesor y suelta "su rollo"...

Para estos profesores cualquier alternativa es buena: PBL (Problem Based Learning), Aprendizaje Colaborativo, Seminarios,... cualquier cosa antes de tener que preparar y luego dar una de esas "rancias" y "reaccionarias" clases tradicionales o magistrales. Para apoyar sus argumentos, dado que en la mayoría de los casos no hay razones defendibles en público, ¿qué mejor que afear la conducta de los que sí preparan y "dan" sus clases, tildándolos de inamovibles y vagos por no querer innovar?.

Conozco no pocos colegas que enseñan en titulaciones experimentales en las que existen clases de teoría y de prácticas en el horario (debiendo haber en ambos tipos de clase un profesor presente) que no son conscientes de que, si estuvieran haciendo su trabajo, ya llevarían años adaptados al EEES en cuanto a metodologías se refiere, aplicando, aún sin saberlo, PBL, Peer Instruction y Aprendizaje Colaborativo en las clases de prácticas. En muchos casos estas clases de prácticas tienen los mismos créditos que las de teoría: permiten que el alumno trabaje, junto al profesor, para aprender haciendo, y para aplicar el conocimiento adquirido en la transferencia de conocimiento que va teniendo lugar en paralelo, simultáneamente, en las clases magistrales. Sin embargo estos profesores a los que me refiero no preparan prácticas, ni las corrigen, ni siquiera asisten a las clases de prácticas (eso es trabajo del alumno, aducen). Ahora pretenden dejar de hacerlo también a las de teoría, argumentando que van a utilizar una nueva metodología que sin embargo ya deberían estar utilizando desde hace lustros en sus clases de prácticas, si hubieran estado haciendo su trabajo.

Hay quien, harta de tanta unanimidad acrítica con las nuevas metodologías, y saltándose lo "pedagógicamente correcto", se atreve a escribir a favor de la clase magistral como uno de los instrumentos más eficaces y probados desde hace miles de años para facilitar el aprendizaje del alumno medio; para el alumno sobresaliente vale cualquier método, hasta el profesor discente/ausente. Mary Burgan, ex-secretaria general de la American Association of University Professors (AAUP), ha escrito en la revista Change un artículo al respecto titulado In Defense of Lecturing.

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