"Hagamos de la Universidad un negocio". Así titulaba ayer El País un reportaje sobre las iniciativas que algunas administraciones autonómicas como la andaluza tomaron hace unos años al hacer más permeable la Universidad a la actividad empresarial. Una iniciativa que ahora ha adoptado el gobierno de España, al desligar las Universidades del ministerio de Educación, ligándolas al nuevo ministerio de Ciencia e Innovación.
Hoy publica el mismo diario una entrevista con la ministra a quien se ha encomendado este ministerio, en la que deja entrever algunas de las medidas que piensa poner en marcha para cambiar la Universidad:
P. Hoy, un profesor universitario puede llegar a los 40 años como mileurista. ¿Es eso compatible con el hecho de ser la octava potencia económica del mundo?
R. No, eso no es compatible con ser la octava potencia económica del mundo, y es algo que tenemos que solucionar: tenemos que promover que los investigadores puedan participar en empresas de base tecnológica, que puedan promover y asesorar libremente sin que eso se malinterprete, y que puedan acceder a esos otros complementos salariales. Eso que ha estado regulado en exceso en España, con la nueva ley de la ciencia, procuraremos establecer mecanismos que permitan a los profesionales tener los niveles salariales que les corresponden con el nivel económico que tenemos en nuestro país. Espero que esto ocurra a principios de 2009.
P. ¿La universidad debe estar vinculada al negocio?
R. Tiene que estar vinculada a la industria en la medida que tiene que estarlo: tiene que ser parte de su financiación. Habrá facultades y grupos interesados en vincularse, y habrá disciplinas que no tengan que estarlo, por ejemplo, habrá que preservar un espacio donde el investigador pueda generar también conocimiento por el puro conocimiento, sin un sesgo a la aplicación. Pero el sistema tiene que ser sostenible también desde el punto de vista financiero.
P. Muchos temen que esto suponga una visión muy mercantilista de la universidad.
R. No es eso. Uno de los retos a los que se enfrenta la universidad es la financiación. Parte, gran parte, es pública, pero necesariamente tiene que haber financiación privada, lo cual no quiere decir que ésta marque las reglas del juego; las marca la universidad.